jueves, 24 de abril de 2008

Mas de 20.000 personas murieron ayer de pobreza extrema

image ¿Por qué no es noticia en todos los periódicos? Porque también pasó anteayer, el domingo, el sábado…, pasará hoy, mañana, el siguiente… hasta cuando? Hasta que queramos. Hasta aceptar que “erradicar la pobreza extrema es nuestro reto moral más importante de este siglo”. Son palabras de John Edwards durante su intervención en la fabulosa serie de conferencias que tuvieron lugar el pasado fin de semana en el MIT.
Por su parte Jeffrey Sachs repitió el objetivo planteado como director del Proyecto Milenio de las Naciones Unidas: reducir la pobreza extrema a la mitad en el 2015, y erradicarla en el 2025.

Es que es inaceptable… pobreza extrema es “la pobreza que mata”; significa no cumplir las necesidades más básicas: sufrir hambre crónica, no tener acceso a agua potable, ni a una mínima medicación, ni poder pagar una simple red que reduciría drásticamente las posibilidades de padecer malaria. Y solucionar esto es absolutamente factible.
El mensaje global del evento quedó clarísimo: “queremos ser la generación que termine con la pobreza”.


Confieso cierta incomodidad escribiendo sobre un tema tan complejo, pero ayer mismo leyendo las críticas a los medios de comunicación que Sachs vierte en su libro “The End of Poverty ”, donde sugiere que cada día podría aparecer en los periódicos una noticia con el titular “Mas de 20.000 personas murieron ayer de pobreza extrema”, he sentido la necesidad de, al menos, trasladar algunas ideas claves que dio de sí el congreso.

“Vota a quien se comprometa a luchar contra la pobreza”
El senador y ex candidato demócrata John Edwards impartió la charla inaugural el viernes por la mañana. Arremetió duramente contra EEUU por lo poco que está ayudando al mundo en desarrollo, y explicó la propuesta que ha realizado tanto a Hillary como Obama para crear un gabinete específico antipobreza. En la posterior rueda de prensa no se pronunció sobre su candidato preferido, pero durante su discurso dijo que “el próximo presidente de los Estados Unidos debe ser un visionario”.
Edwards habló de la conexión entre el cambio climático, el crecimiento de la población y la pobreza extrema. Aseguró que estos problemas globales están estrechamente relacionados con la inestabilidad, incertidumbre y los conflictos del mundo actual, y que para solucionarlos es básico crear voluntad política. Por eso incitó a los jóvenes a asociarse, a involucrarse activamente en movimientos, y a dar soporte a los políticos que trabajen por causas justas. Para algunos John Edwards podría convertirse en el Al Gore de la pobreza. En la rueda de prensa no negó esta posibilidad.

Paul Farmer , fundador de la exitosa organización Partners in Health pronunció una charla titulada “Esto no es un hobby”. En ella se quejó de algunas ONG’s que “se esparcen como setas” y realizan tareas minúsculas que no aportan un beneficio real. Para romper el ciclo de la pobreza hace falta ciencia, innovación, liderazgo, gran profesionalidad, gobiernos estables, y políticas públicas a gran escala. Para conseguirlo, debemos cambiar aspectos de nuestra propia cultura, no la de los países pobres.
De Amy Smith , cuyo trabajo ya describimos en un post anterior , me quedo con la frase “The difference between nothing and something is everything” (la diferencia entre nada y algo lo es todo), refiriéndose también al papel que todos podemos tener en este reto global.
John Wood hablo de educación, Henrietta Fore de cómo lograr crecimiento económico, e Ira Magaziner de política pública y del respeto que debemos tener a los gobiernos locales para no caer en un nuevo neocolonialismo.
Como colofón, el domingo cerró el evento el gran Jeffrey Sachs.

“El fin de la pobreza”
Jeffrey Sachs es una de las personas más poderosas en este campo, y no se anda con rodeos. Concentra sus esfuerzos en “the poorest of the poor” (los más pobres entre los pobres), personas “viviendo” en unas condiciones tan lamentables que les impiden plantear cualquier tipo de progreso.
Sachs tiene muy claro qué se debe hacer; lo explicó en su charla y está magníficamente recogido en diferentes documentos de esta web: mejorar las técnicas agrícolas y fertilizar suelos, proveer agua potable, dar redes contra la malaria a todos los que estén expuestos, antiretrovirales contra el HIV, escuelas con comida gratuita a los niños, desparasitamiento anual, proveer electricidad a hospitales y escuelas,… suena tan básico y obvio, que parece ridículo.
Nadie dice que estas medidas sean fáciles de implementar, ni inmediatas, pero según todos los participantes en el congreso son realmente factibles. Los mitos de que “en realidad no sabemos cómo afrontar el problema”, de que “la corrupción impide actuar de forma eficiente”, de que “los países ricos ya dedican mucho dinero sin conseguir resultados” son… excusas. Jeffrey Sachs decía en una entrevista : “En mi equipo de 250 expertos, los científicos sí saben cómo mejorar los nutrientes del suelo, los médicos cómo detener la mortalidad infantil, y los hidrólogos cómo hacer llegar agua potable a las comunidades”.
En referencia a los gobiernos corruptos, hay países con corrupción que han conseguido superar la fase de pobreza extrema. “Se trata de ser inteligentes con las ayudas”. Además, en los estados africanos con gobiernos estables tampoco enviamos medidas suficientes.
Sobre el dinero invertido, hace 35 años los países ricos aceptaron dedicar el 0.7% del Producto Nacional Bruto a ayudas al desarrollo. En 2002 el consenso se volvió a firmar en Monterrey, pero de momento sólo Noruega, Suecia, Holanda, Dinamarca y Luxemburgo lo han cumplido. Otros países europeos tiene planes específicos para hacerlo. Y EEUU, ni de cerca. Resulta irritante pensar que en 2005 (datos de Sachs) el gobierno estadounidense invirtió 500 mil millones de dólares en gasto militar, y menos de 2 mil millones en África.

A pesar de eso, la actitud mostrada en el congreso fue positiva y optimista. Se contempla el pasado no con un espíritu de queja, sino sólo para analizar cómo abordar el futuro. Quedé impresionado por la energía, determinación, talento y compromiso de los miembros de la asociación que organizó el evento. Brillantes estudiantes de universidades como Harvard y el MIT, decididos a dirigir toda su capacidad intelectual a luchar contra la pobreza, y apartar de su camino a fósiles escépticos apoltronados en sus despachos si es necesario.

Escrito por Pere Estupinyà

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